En la terapia personal no caben los atajos ni los parches.
Ni el cliente ni el terapeuta deben caer en este tipo de errores. La tentación es grande de querer adelantar y terminar los procesos personales que estamos viviendo.
Estos procesos personales son de muchos tipos, pero suelen ser dolorosos, desconcertantes, frustrantes y angustiantes.
A menudo el trabajo terapéutico es aprender a aceptar que ese proceso tiene un sentido y un desarrollo, donde no sabemos ni cuándo ni cómo termina.
Curiosamente, aprender a aceptar esto equivale a casi tener mas de la mitad de trabajo terapéutico hecho, aunque estemos en pleno proceso personal.
Cuando vivimos estos procesos somos como cubitos de hielo que se derriten. Cuando seamos agua todo será distinto.