La mayoría de las personas desean y se esfuerzan por conseguir una estabilidad económica. Por dicho motivo terminan hipotecando sus vidas, en sentido literal y figurado.
Ese mismo patrón tan arraigado lo podemos trasladar a lo emocional. La mayoría de las personas desean y se esfuerzan por alcanzar una estabilidad emocional o, dicho de otro modo, que las llamadas emociones “negativas” (tristeza, angustia, miedo, desencanto, etc…) no estén presentes en sus vidas y si lo estén las llamadas ”positivas” (optimismo, plenitud, alegría, ilusión, etc…).
Al respecto tengo que decir que, alcanzar una estabilidad emocional en el sentido anterior, es una batalla perdida, inútil e incluso perjudicial.
Vivir es cambio, vivir es experimentar todo tipo de emociones. No puede ni debe ser de otro modo.
Aprender a aceptar esto, a transitarlas y a comprender la función de cada una de ellas, es lo más parecido a la estabilidad emocional que podemos alcanzar.
En Uno te ayudamos en ello.