En el crecimiento personal se suele hablar de avanzar, progresar, caminar, buscar, etc… y todo ello lo solemos relacionar con un movimiento eminentemente hacia “delante”. Algo que tenemos que conseguir y alcanzar como una meta futura. Una meta que, por cierto, nunca llega, ni cuándo ni cómo quieres.
En este sentido, es muy conocida la frase “dos pasitos hacia delante, uno para detrás”, con la que muchas personas se sentirán muy identificadas.
Y realmente es así, pero también es mucho más que eso, pues en el crecimiento personal vislumbramos lo paradójico. Y en este caso, para avanzar hay que también dar pasos hacia atrás.
Pasos que te llevan a recordar tu historia personal, a cuestionar lo incuestionable o a retornar al origen, hacia ti mismo.
Pasos que te llevan a descubrir, experimentar y tomar conciencia que dar pasos hacia delante o hacia atrás es lo mismo, que el punto de llegada coincide con el punto de partida y que, vayas a donde vayas, busques lo que busques, ya has llegado.
A partir de aquí el camino desaparece…