Vivimos bajo dos pulsiones que gobiernan la vida de la mayoría de las personas: La huida y la búsqueda.
Huimos de nosotros mismos, de lo que fuimos y de lo que somos.
Buscamos lo que no somos y no tenemos.
Este confuso, doloroso y permanente estado de huida y búsqueda nos genera una vida de malestar, infelicidad, insatisfacción, sufrimiento, angustia, ansiedad y depresión.
La clave: dejar de huir, dejar de buscar y aceptar todo lo que quede, todo lo que encuentres, todo lo que somos, aquí y ahora.