Ayer me decía un cliente que un aspecto que valoraba especialmente de la terapia era poder poner en palabras los pensamientos que andaban por su cabeza de forma confusa, inconexa o inconsciente.
Esto le ayudaba a entenderse, comprenderse, conocerse y, en última instancia, aceptarse y madurar.
La terapia o el crecimiento personal tienen muchas bondades. No les tengas miedo, todo lo contrario, pruébalos, experiméntalos, tienen el potencial de transformar tu vida.